lunes, diciembre 15, 2014

El eco de mí


¿A quién se tiene,
sino al sí mismo murmurante?
En los ecos de las olas frías
se oye mi voz susurrante
Desde el mar resuenan mis pensares
hacia mi cuerpo danzante
Traen consigo verdades duras,
verdades brillantes.

Al fin y al cabo
¿sirve de algo conectar la boca al aparato pensante
si en la finitud y la arbitrareidad de las palabras
no cabe un alma rebosante?
La belleza de la poética está inexorablemente condenada
a la soledad retumbante
la que -cual sombra- acompañará día a día al poeta,
hasta el día de su último exhale.

Murmurante, susurrante, retumbante y brillante
se oye claro, a lo lejos, en ese azul fascinante
El eco de mí,
en el eco del mar
Obscura verdad:
mi alma en el mar.


domingo, noviembre 23, 2014

Te conozco


Te conozco de cerca,
de muy cerca,
a un soplo de distancia,
a un respiro de distancia,
a un beso de distancia.

Si en una muchedumbre te acercas
sin duda logro verte y reconocerte,
pero es en la intimidad de nuestras ínfimas distancias
en donde mejor he logrado entrever tu alma.

Te conozco de cerca,
de tan cerca que
ojo a ojo
nariz a nariz
boca a boca
y frente a frente
es exactamente la distancia
que quiero contigo perdurar.

Te conozco de cerca,
de tan extremadamente cerca,
que cuando tus respiros se hacen parte de los míos
logro beber las utopías que danzan en tu lengua
en un beso que sin duda,
nos venimos dando desde otras vidas.







jueves, octubre 23, 2014

Primavera

Dulce y colorido momento
haz florecer en mí flores que no marchiten;
que no se ahoguen con el agua que les da vida
que no se quemen con la luz que las energiza
que no se vuelen con el viento que les acaricia.

Aromática y volátil estación,
haz que las raíces de tus flores
penetren mis pensamientos
y los rincones más obscuros de mi alma;
haz brotar tallos que logren hacerse camino
entre las piedras que adornan mi corazón,
que su fuerza sea la de cien hombres juntos
que luchan por un mismo fin común.

Delicada y efervescente temporada,
elige de mí para ser morada de tus hijas
colorea mis interpretaciones subjetivas;
seduce con tu ensordecedor aroma a jazmín
a cada espino de mi jardín
que desee dañar  tus flores,
engatúsalo con tu soltura
desármalo con tu dulzura.

Amada primavera,
que anuncias el brote de esperanzas dormidas,
anticipas la fluencia de las aguas quietas,
despiertas del ensueño
a todos los sueños
que se han quedado dormidos;
besas con tibieza todas las heridas que por frío
el invierno ha dejado,

acaricias con vehemencia aquello que un yo abandonó
cual naufrago se abandona a su suerte,
abrazas con resplandor todos esos brotes silentes,
que no se ven pero se sienten,
que átomo a átomo buscan manar
en esta extraña y laberíntica morada,
liberando la luz que en ella existe,
para convertirla así algún día
en una multicolorida flor.





domingo, octubre 12, 2014

Un Pedazo de Alma

Se me escapó un pedazo de alma
En la capital no era más que un reo
Al mar vino para abrazar su calma,
ha llegado al puerto de su deseo.

Puerto donde llegan a puerto todos mis romances
En la plaza pinto dejé un beso
porque dicen que siempre es bueno
en cada ciudad contar con buena base.

Se me quedó un pedazo de alma
refugiada entre los cerros,
el eco del mar la sana
remueve sus más profundos recovecos.

Entre colores y murales
mi nostalgia y alegría tuvieron un encuentro
Cada uno de mis sufrimientos
de mi existir se hizo parte.

Haces de luz falsa reverberan sobre el agua
Del olvido brotan los cantos de los muertos
Sin memoria no hay historia: un alma no se calla.


Melancólicas olas zozobran en mis aguas
Olor a poemas rotos me hacen saber que pertenezco
a este perdido puerto,
a este paraíso que me encarna.



martes, septiembre 30, 2014

Cosa de ética



un torbellino de danzas erráticas
que emanan desde
 y también desbordan
mi órgano vital
impulsan mis motivos,
me intranquilizan para (ha)ser más

cual sombra que no se visualiza al mediodía
pero se sabe  con certeza ciega
que más temprano que tarde
aparecerá otra vez, como un karma
para estirarse agarrada desde los talones
y susurrar en los pensamientos
que sí se puede (ha)ser algo más

hay un hombre ciego, flirteando en la orilla
de un abismo, ignorante de que cada uno de sus pasos
no es paso suyo, sino paso de la muerte,
mas hay un hombre vidente, que cauteloso del abismo,
prolonga, en un trato, su danza con la muerte
pero lleva consigo a los suyos y a los ajenos
a los mudos
a los sordos y los ciegos
a todos aquellos que son guiados en una danza secreta,
desconocida e involuntaria,
ignorantes de ser el sacrificio
que le otorga más tiempo al hombre.

Y precisamente a ese hombre: ¿Cómo se le dice entonces?
¿Cómo se le llama a esta clase de hombre?
¿Se puede ser ese tipo de hombre, sin saber serlo?
Si la visión no es para todxs, entonces no es don:
es pecado.



 Imagen: Mural "La Marcha de la Humanidad" (1971) Diego Alfaro Siqueiros. México, D.F.
  *La autora recomienda leer la historia de este mural y la biografía del artista.



miércoles, septiembre 10, 2014

Recordatorio

No te pierdas
No te olvides
No te rindas
No te dejes
No te empolves
No te aquietes
No te embobes
No te alejes
No te esfumes
No te ciegues
No te abandones
No te desvanezcas
No te desperdicies
No te marches
No te apagues.

jueves, julio 10, 2014

Borracha

Han pasado ya varios soles
y yo sigo aquí, borracha de tí.
El dulce néctar que extraigo de tus labios
inunda mi sangre y me embriaga de ti

No hace falta una botella de vino
pues son tu mirada, tu aroma, tu piel
quienes alteran mis sentidos,
y mi (i)realidad transforman en miel.

Mi cabeza da vueltas y vueltas
en cada giro retorna a tí
Respiro el aire encerrado en tu silueta
Te siento, estremeces todo en mí.

Permíteme embotellar un beso tuyo
para beberlo cada vez que tenga sed
Tatúa en mi cuerpo este sentir mutuo
déjame entre tus latidos tibios permanecer

Me embriago en el deseo que nace
cuando me fundo con tus caricias
y con tu tímido mirar;
cuando me apropio de tu barba
cuando en mi pelo te enredas al jugar

Mírame, eres la sonrisa de mi boca
Mírame, de amor me empiezo a evaporar
Mírame, me tienes tan tiernamente idiota
que en cualquier momento puedo tropezar

Sólo me basta un sorbo de tus labios
para que mi mundo empiece a vibrar.
Un sorbo de tu risa
y los pies a flotar

Ven, dame un sorbo de tu esencia:
Hoy me quiero emborrachar.













domingo, junio 22, 2014

Ojos de Escorpión


Se inicia el cierre de puertas —oyó Paola, pensando que daba igual avisar si las puertas se estaban cerrando o no, porque era tal la desesperación de la gente por entrar al vagón que no dejaría de insistir en la ilusión de ganar un lugar hasta que las puertas amenazaran con atraparles un brazo o la nariz.

Paola detestaba la sensación de ir apretada en el metro, y más aún porque con su metro ochenta y cinco de estatura era pan diario llevar cabezas extrañas cerca de su pecho. Eso la ponía incómoda y nerviosa, sensación de mierda que evadía apretando y soltando los dedos de las manos, y escuchando Radiohead con sus audífonos grandes.

Santa Isabel por fin y entre la gente pedir permiso-que-me-bajo-aquí. Ahora a subir las escaleras en un ritmo común con un montón de extraños con los que parecemos manada o más bien un grupo de robots.

Cuando Paola logró con esfuerzo salirse de la multitud, se dirigió mecánicamente al kiosko en donde compra lo que para ella constituye un desayuno saludable.

—Hola, quiero una barra cereal, la verde de allá, una coca light y unos cigarros, los Pall mall click de 10, porfa.
—Serían dos mil cien, señorita.
—Ay, déjeme buscar que creo que por aquí debo tener los cien.
—Día raro hoy ¿se fijó? Habían anunciado lluvia, pero lo más bien que los rayos de sol atraviesan las nubes, sobretodo esa negra de allá arriba, ¿se fijó? Si uno mira bien, como que hasta se hace una figura, es como un bicho, de esos, ay como se llaman, esos que tiran veneno, esos que tienen una colita y como que...
—Escorpión. Aquí está. Va justo.

Rápidamente tomó sus compras y siguió su camino, evitando cualquier tipo de interacción humana que no fuese estrictamente necesaria.
Puta, voy a tener que poner Karma Police denuevo, me perdí la mejor parte con la verborrea de la vieja —pensó.

Como de costumbre, encendió el primer cigarro frente a la bicicleta blanca de Ciclistas con Alas. Y así, sin apuro, caminó por donde siempre, escogiendo mirar al suelo en vez de a la gente, la que cada vez le hacía más fácil convencerse de que todos los seres humanos eran una mierda.

Chicles, colillas, botellas, pelusas, basura, pastelones rotos, pastelones, trizados.
El paisaje del suelo puede ser muy diverso—pensaba.

Repentinamente, algo llamó la atención de Paola. Vio, cerca de una gran casa celeste,un montón de papeles picados, que fácilmente podían ser unos 40. No eran tan pequeños, tenían un tamaño levemente inferior a una cédula de identidad. La mayoría de ellos eran blancos, pero había unos cuantos de color amarillo, con escritura roja en ellos. Curiosa como gato, Paola recolectó raudamente todos los papeles amarillos, y los guardó apurada en su bolsillo, pues temía dar por mucho tiempo la imagen de la loca que recoge papeles en Providencia. Se adentró en el primer pasaje que vieron sus ojos, y tras un auto, se sentó en la cuneta a examinar su nuevo y despedazado tesoro. Instintivamente, comenzó a unir los trozos, como si fuera un gran rompecabezas. Con la hipótesis comprobada, vio con emoción cómo palabras se armaban en la malgastada hoja amarilla, y con tinta roja decían:

Alfredo Rioseco 235
Es urgente.

Es urgente... ¿Cómo llegó algo tan urgente a estar trozado y tirado en la calle? ¿Para quién sería? ¿Qué habrá en esa dirección? ... ¿Sería muy loca si voy a mirar? Igual no es lejos. Y voy con tiempo de sobra a la pega. Total, nadie se va a enterar...

La mente de Paola se hacía tantas preguntas que parecían avasallarse unas contra otras. Conociéndose, sabía que no podría continuar con su vida tranquila si es que no acudía a la dirección, aunque fuese sólo para pasar de lejos, para matar la curiosidad. Alfredo Rioseco no quedaba lejos, conocía la calle por un restaurant al que acudió un par de veces. La mujer pensaba que aunque fuese una suerte de locura, nadie tenía por qué enterarse.
Quizás por fin me pase algo realmente interesante—se decía.

Y así, con un coraje desconocido para ella, decidió ir, cual detective, a encontrar su misterioso destino. Caminó a paso rápido, pues la invadía la emoción. Algo en su interior le hacía creer que la dirección sí podría significar algo, que no era una completa estupidez recoger un papel en la calle y dirigirse a la dirección escrita en él. Algo subterráneo en sí la obligaba a creer que las cosas fantásticas existen, poseía en su interior un deseo quemante por vivir algo nuevo, algo surreal, algo que la hiciera sentir de alguna manera distinta a todo el resto de la gente, algo que la hiciese ser ella misma la différance.

En cuanto llegó a Alfredo Rioseco se dio cuenta de que su curiosidad era tal que estar de pie desde la vereda de enfrente a su destino no era suficiente. Necesitaba más.
Miró en ambas direcciones, verificando que no viniese nadie y se acercó cautelosamente hacia la ventana de la casa en cuestión. Las cortinas no dejaban entrever nada, por lo que se acercó a una puerta-reja exterior, que dejaba ver un pasillo de cemento, largo y estrecho, que finalizaba en una escalera que conectaba con el segundo piso de la casa

Instintivamente se sostuvo de la reja, ante lo que la puerta cedió, abriéndose por completo. Paola no lo pensó demasiado y entró, procurando no hacer mucho ruido al pisar las hojas secas que adornaban la entrada. Al llegar a la escalera sintió un impulso que nacía en la punta de sus pies, subiendo por sus piernas, por sus caderas y por su columna vertebral hasta llegar a la cabeza, que la hacía ejecutar el acto motor de subir cada peldaño sin ninguna dubitación. Al llegar arriba, se encontró con una puerta de vidrio. Su lado analítico y racional le susurró que esta era su última chance de retroceder, que esta locura ya había ido demasiado lejos, y que incluso según algunas personas, estaba cometiendo un acto delictivo. A pesar del temor y los nervios, fue el lado irracional el que la poseyó, llevándola a posar su mano derecha sobre la manilla. Antes de que pudiera girarla un hombre alto, vestido de traje, se le adelantó, abriendo la puerta desde dentro.


—Bienvenida, Paola. Te estábamos esperando. Por favor, pasa. —dijo el hombre.

Fue tal la sorpresa de Paola que no logró hacer nada más, que entrar automáticamente al salón, guiada por el gentil toque en el hombro que le daba su anfitrión.

—Si gustas, puedes darme tu chaqueta, para que te sientas más cómoda —le dijo el hombre alto—. Por favor, toma asiento aquí.


Además del gentil anfitrión, habían otros 5 hombres, que también vestían de traje y lucían muy similares entre sí. Llevaban en las chaquetas un pequeño símbolo tribal que Paola no logró reconocer. Todos sonreían ante la llegada de la mujer, a quien estaban evidentemente esperando.


—Café moka doble sin endulzar, como te gusta, Paola. —dijo el hombre alto, ofreciéndole una taza llena de café.
Muy sorprendida y pensando que estaba en un sueño del cual no podía despertar, Paola recibió el café, logrando sólo asentir con la cabeza. No entendía nada de lo que sucedía, la única posibilidad de que esto no fuera un sueño, era que fuese una broma bastante torcida que alguien le estaba jugando.

—Bueno, estamos un poco atrasados. Llevamos bastante tiempo esperándote, querida Paola, por lo que sugiero que demos comienzo a lo que aquí nos convoca —dijo el anfitrión, que parecía ser el único autorizado para hablar. Todos los otros hombres asintieron.

—Disculpen, pero no estoy entendiendo nada. Esto simplemente no puede ser. Es que cómo, cómo puede ser posible. Cómo es que todo esto, cómo si fue una casualidad, cómo...
—Paolita —interrumpió el hombre alto—, entiendo que tengas muchas preguntas, pero tranquila, en breves instantes verás todo con más claridad. Por favor, guarda silencio. Ya has tenido 29 años para hablar. Es hora de que aprendas a callar.

—¿Llamo a Bruno, señor? —preguntó uno de los hombres.
—No, no te preocupes. Lo haré yo mismo —dijo el anfitrión, sin borrar la amable sonrisa de su rostro. Al acto, el hombre de puso de pie y se dirigió al centro del salón, llamando a Paola a su lado, quien estupefacta y aún incrédula, lo acompañó.


El hombre la tomó de las manos, y mirándola a los ojos cariñosamente, sonrió casi al punto de reír.

—¿Estás asustada? —le preguntó dulcemente el hombre.
—Sí. Bastante.
—Ven, quiero darte un abrazo.


Paola no supo porqué accedió al abrazo del extraño, pero en cuanto lo hizo, sintió una insólita paz, que nacía en su pecho, bajaba por su columna vertebral, por sus caderas, por sus piernas, llegando hasta la punta de sus pies. Era un abrazo estremecedor que la hizo emocionarse. Pensó en su madre y en las caricias que le brindaba cuando se enfermaba; pensó en su padre, y recordó cuando le enseñó a montar la bicicleta. Recordó también el primer beso que dio a alguien que amaba, y la primera vez que hizo el amor. Recordó a su mejor amiga de infancia, Kathy, quien había muerto de leucemia unos años atrás. Una pequeña lágrima recorrió su mejilla izquierda, evidenciando su emoción. Fue esta lágrima la que le hizo despertar de su ensueño, y recordó que estaba siendo abrazada por un sospechosamente amable hombre extraño, y que además habían otros sospechosamente amables 5 hombres extraños contemplando su abrazo en el salón. Paola se separó del anfitrión, quien con ternura le solicitó dar 3 pasos hacia atrás. Creyendo que dar 3 pasos hacia atrás era lo menos irracional de todo ese día, los dio, aún conmocionada por todos sus recuerdos.

—Gracias por todo, Paola. Tu viaje llega hasta aquí —dijo el hombre alto, sacando una pistola desde el bolsillo interno de su chaqueta.

Sin cavilaciones, dio un disparo certero en el centro del pecho de Paola, quien cayó de espaldas al suelo, sintiendo un dolor que parecía apretar su pecho contra su espalda, coartándole la respiración. Pronto, el dolor dejó de ser dolor, y se volvió un calor intenso que se expandía por todo su cuerpo, presionándola contra el suelo e imposibilitando su mover. Volvió a pensar en su madre, y en las caricias dulces que le estaría dando si estuviera allí. Sin notar que se desangraba, sus párpados se comenzaron a cerrar. Con nebulosa visión notó que los hombres la rodeaban, observándola. Al mirar al anfitrión, el mareo le ayudó a reconocer por fin el símbolo tribal que llevaban en las chaquetas. Así, mirando fijo en unos puntos amarillos que parecían ser los ojos de un escorpión, sus párpados se cerraron, para no volver a abrirse jamás.

miércoles, junio 04, 2014

Trayecto Sensualidad


Luz tenue, luz de velas.
Música suave y lenta, de preferencia con guitarra, violín y piano.
Incienso recién prendido, aroma Nag Champa.
Sabor a frutillas y tabaco en las bocas.

Dos cuerpos que se enfrentan,
dos cuerpos que se miran de lejos
y poco a poco se acercan
invadidos por el magnetismo que los impulsa
y los obliga a acercarse, pero lento.
Muy lento.

Es una danza imperceptible, todo en ellos baila;
desde sus miradas nómades que se recorren mutuamente,
hasta sus pies que se mecen en un ritmo imaginado.

Se encuentran las manos, que se miran fijo,
se acarician las manos hasta que de ellas nace un abrazo,
se aprietan bailando,
se estremecen danzando;
se sienten la una al otro, y el uno a la otra;
sienten lo mismo:
hoy, son lo mismo.

Suavemente las cabezas se buscan.
Sólo se rozan, nunca cesan de bailar.
Una nariz explora el rostro del cuerpo otro, lo recorre suave,
escribe poemas en el aire.

Otra nariz recorre y explora la piel ajena,
se entrega suavemente al dulce deleite del toque compartido,
a la exploración corpórea conjunta tan deseada.

La tensión de la espera de un beso que ya se habían dado hace tiempo,
que no había logrado materializarse, sino hasta este momento:
el beso real supera al imaginario,
es sublime, lento, tibio, apasionado.

Bocas que en su encuentro producen formas perfectas,
sensaciones perfectas, pasiones perfectas.
Y desde allí, mil caminos:
infinitos atajos para que se unan los cuerpos,
incontables trayectos que se inventan en el momento mismo
de recorrer un espíritu que es ajeno,
pero que de algún modo y por unos instantes,
se hace propio sin poseer.

No es necesaria la visión, pues prima la sensación.
No hacen falta las palabras, pues las almas se hablan.
Contorneados por la luz de las velas
dos cuerpos que cada vez se expropian de sí mismos,
se coordinan, se derriten juntos,
se fusionan
y son uno,
siendo dos.


jueves, abril 10, 2014

El gato en la habitación



         Y se dio cuenta de que estaba solo. Rodeado de gente, pero solo. Ella le decía cosas lindas, pero el corazón de él ya estaba muy cerrado y muy duro. Las oía, hasta las disfrutaba, pero era tan consciente de su soledad que sabía que esas palabras no eran más que una sincera expresión de un momento que había de transcurrir y desaparecer, como todos los momentos suelen hacer. Ella era un precioso momento, pero como momento, estaba a momentos y en los momentos que no estaba, estaba la soledad, que no era un momento, sino más bien un modo de estar.


         Así que él le sonreía a ella, con  profunda ternura, pero sabiendo que así como su sonrisa se desvanecía, ella haría también. La miraba. La miraba fijo. La encontraba preciosa. Le gustaba mirarla mientras tomaban vino, le gustaba esa forma siútica de tomar la copa que tenía ella, como fingiendo ser una elegante dama de Paris que se dedica a catar vino por oficio o profesión, sin embargo ella no sabía nada de catas, tomaba el vino a grandes bocanadas -lo que inmediatamente habría tirado por la borda su carrera de catadora- pero a él le encantaba que fuera así, tan espontánea y natural.


         El departamento del octavo piso se hizo pequeño para todo el humo que los fumadores del lugar exhalaban. La música tenue de Víctor Jara llenaba todo con su son; había vino tinto (mucho vino tinto) y sólo Cabernet Sauvignon; estaban hablando acerca de cómo debería constituirse en Chile la educación como un derecho, ante lo que existían diversas posturas: los gratuistas, los financiación-compartistas, los sube-impuestistas, los anarquistas, los quememoslo-todo-y-hagámoslo-otra-vezístas, los pro escuelas libres y popularesístas, entre otros. Había de todo, bueno, casí todo, porque a la reunión no llegaron (por suerte) los no-me-importaístas, así que el diálogo era muy interesante y enriquecedor. Si esa noche hubiera sido más larga podrían haber solucionado el país entero, y quien sabe, hasta el mundo. Inspirados en sus corrientes teórico-filosóficas de preferencia, soñaban e hilaban debates que podrían sentar las bases de un mundo entero que fuere mejor.

         A él le gustaba estar allí. Disfrutaba ver cómo esta gente pensante debatía, y se servía vino, y seguía debatiendo, y seguía tomando vino, y se reía, y seguía tomando vino. En general, él siempre era parte pseudo-central de estas conversaciones, pero hoy la soledad lo inundaba de manera tal que parecía hasta haberle comido las palabras. Y no era cosa nueva, era una soledad que ya por años le venía asediando. Primero, le había agarrado de una pata y había comenzado a trepar, así como hacen los gatitos nuevos; luego, le agarró la pierna derecha, con sus uñas filudas se afirmó fuerte para trepar hasta la rodilla, en donde hizo una pausa que sólo fue para tomar más impulso y seguir trepando hasta los muslos, zona delicada y sensible que le sacó un quejido de dolor a él, pues cuando un gato te entierra sus uñas en los muslos duele, y a veces duele harto; pero así como los gatos, esta soledad era curiosa y juguetona, así que siguió cuesta arriba, hasta llegar a su cintura, desde la cual daría un salto al pecho en donde nuevamente enterró sus uñas con fuerzas, pero a esta altura a él ya no le dolía tanto, entre que porque ya esperaba el zarpazo y porque ya se había acostumbrado a ese dolor. Y todo esto que aquí suena breve había tomado días, meses, años y hoy, en esta reunión social, el gato ya le había llegado a la cara, de hecho estaba sentado sobre su cabeza, cual sombrero peludo de esos que usan los rusos. Y si visualizar al elefante en la habitación es difícil, un gato es aún peor, pues son más sigilosos y silenciosos, por lo que nadie notó lo que a él le pasaba, aparte que como artista y escritor, no era extraño que anduviera en sus días reflexivos y melancólicos, de los cuales por cierto, se suele sacar la mejor inspiración.

         Y así, con un gato en la cabeza miraba a todos vivir y disfrutar la vida, los miraba como  un extraterrestre que estudia a una especie desconocida y extraña, añorando sentir como ellos sienten, añorando vivir como ellos viven.

          Ella se acercó, feliz y un poco emborrachada, a darle un beso dulce y ofrecerle un cigarro. Salieron al balcón y fumaron, fumaron los últimos cigarros de ambos.  Miraban las luces de la ciudad, y los pocos autos que pasaban a esa hora. No hablaron mucho, pero no era incómodo. Estaban contemplando juntos, procesando todo lo conversado, juntos. Ella se acurrucó en su hombro y él siguió fumando. Se sentía bien la tibieza de ella, su perfume dulce, su compañía. Le tomó la cara y le besó la frente. Ella sonrió contenta. Le dijo que la esperara, que iría a buscar su copa de vino y que no se demoraría nada. Entró y estaban todos riéndose de un chiste que alguien había contado hace poco. Se hizo camino entre la gente para buscar su copa de vino que estaba en la mesita de rincón.  

      

         Aprovechó la instancia para rellenarla, porque probablemente él también querría beber de su copa, cogió un par de maníes de la mesita de centro y regresó al balcón. Para su sorpresa él ya no estaba, probablemente fue al baño -pensó. Así que entró y se sentó en un sillón a disfrutar de la grata reunión y de los gratos seres que allí estaban. Pasó el rato, y le extrañó que él aún no volviera, así que fue a tocar la puerta del baño, y sin oír respuesta de vuelta abrió y vio que estaba vacío. Volvió al living y preguntó si alguien lo había visto. ¿No estaba en el balcón? -le preguntaron. No, ya se fue hace rato -dijo ella. Pero qué raro, si no lo hemos visto pasar. ¿Y no está en el baño?. No, si vengo recién de allá. Bah, pero qué raro. No es por nada, pero él andaba raro en todo caso, quizá se fue a su casa sin decir adiós, no sería la primera vez que lo hace. No creo, si ya no anda en esa onda, ahora sí se despide. Querida no seas ingenua, que la rareza va y vuelve. Llámalo al celular. Buena idea, bájenle a la música. Algo está sonando. ¿Dónde?. Ah, es aquí, en el bolsillo de su chaqueta. Qué extraño. Tranquila, de seguro que se fue a casa, o quizá fue a comprar más vino, o cigarrillos. No sé, si no estaba bebiendo mucho hoy día, y cigarrillos parece que aún le quedaban. Ah! Tenía su cajetilla en el balcón, veré cuántos cigarros le quedaban. Ya, te acompaño, así si le queda alguno aprovecho de hacerle un hurto menor. Le quedan 6. No querida, ahora le quedan 5. Tengo una sensación mala, qué pudo haberle pasado. No sé me ocurre, ese hombre está tan loco como una cabra, cualquier cosa pudo haber pasado; esperemos un rato más, de seguro ya aparece, verás, así que pásame el encededor que está allá en la baranda mejor. Ya viciosa, aquí tie..............
Se oyó un grito desgarrador, que fue eterno.


    Todes corrieron al balcón. Con terror vieron el rostro de las mujeres que lloraban y gritaban, que miraban abajo y se retorcían con gritos ahogados de tristeza y tragedia. Supieron al instante lo que sucedía, así que sólo miraron abajo para corroborar su terrible presagio: los gatos tienen siete vidas, pero las personas no.




viernes, marzo 07, 2014

Momento de Rabia n°22.329


... Y es frustrante. Es frustrante ver cómo un sistema injusto va dejando muertos y heridos a su paso.
No se trata de hacer cambios superfluos, sino de cambiar las bases. Si las bases sobre las cuáles nos regimos y vivimos son injustas siempre habrá sujetos dentro y  habrá sujetos fuera. ¿Y fuera de qué? ¿Fuera de la sociedad? (como si se pudiera realmente) ¿Fuera de las relaciones de producción? ¿O más bien fuera de la conciencia de que el poder, que es de todos, está concentrado en sectores que deciden por todos, sin realmente velar por la equidad de todos ni por la preservación de la naturaleza? Lo que el uno carece, el otro lo vende. Las necesidades básicas para la subsistencia están privatizadas, como si la tierra, o los frutos de la tierra, o los ríos, o los mares, existiesen para los humanos, y para ciertos humanos más que para otros.  Violentamos nuestra tierra y nuestro ecosistema, y como si eso no fuera suficiente, luego competimos unos contra otros -a veces sin estar consciente de ello- por un mejor sobre-vivir. Y quienes tienen 'la mala suerte' de tener que trabajar muchas más horas al día -incluso todos los días- en pos de su sobrevivencia y la de sus familias, tendrán mucho menos tiempo y energía para explorarse y desarrollar todo el potencial que en ellos está acumulado. La lectura; la danza; el teatro; la pintura; la escritura; la escultura; la artesanía; el canto; la música; el conocimiento de otros idiomas, de hierbas medicinales, del propio cuerpo y sus procesos; y hasta el pensamiento intelectual colectivo pasan a ser actividades de ocio no fundamentales, no posibles, e incluso lujos que sólo algunos pueden darse. Se conciben como actividades 'bonitas' que alguna gente hace, pero como no son rentables (así nos venden el cuento) pasan a ser las menos importantes. La conciencia del ser se construye en base al trabajo y sólo al trabajo, y el sujeto pluripotencial se vuelve un sujeto de una sola dimensión, una máquina que sólo cultiva un porcentaje pequeño de lo que puede llegar a ser, marchitando otras posibilidades de desarrollo y quedándose estático. ¿Por qué es tan importante el desarrollo? Porque se expande nuestra conciencia, nuestro conocimiento, nuestra comprensión, nuestros límites, y por qué no, nuestro amor; el camino hacia una sociedad solidaria, cooperativa, equitativa, justa y diversa estaría más próximo, pues no estaríamos compitiendo por los recursos y estaríamos viviendo, explorando conjuntamente el sentido -o el sinsentido- de nuestra existencia sobre esta tierra.  Nos estamos relacionando bajo la lógica del intercambio, no bajo la de amor, que pareciese ser la menos lógica cada día.

Los conocimientos que los grandes de la historia hicieron públicos, otros los privatizaron. Luego, los que no accedieron a esa información son descalificados y su trabajo se valoriza menos. Se les entregan los empleos con los trabajos físicos de esfuerzo, trabajan de sol a sol, su empleo les queda muy lejos, no reciben la paga real de su trabajo, se endeudan. Con este ritmo no extraña que las personas enfermen o actúen de modos inconcebibles, pero ser 'curados' y tratados de un mal, ya sea físico o espiritual, también ha sido privatizado, y en el acceso popular de la salud, salud concebida desde un sistema mercantil biomédico, no se puede confiar. Y debo ser honesta, yo he sido muy afortunada teniendo acceso a muchos libros, a muchas artes, a muchas discusiones intelectuales, a muchos viajes, a muchas personas distintas y es por esto mismo que quiero que todos lo tengan, que como canta Manu Chao para todos sea la luz y para todos todo. Un espíritu de justiciera o algo parecido se levanta en mí con fuerza, con una fuerza que no puedo ignorar, y prefiero estar clasificada en la bolsa de l@s útopic@s, l@s soñadores, l@s 'comunistas', l@s idealistas, l@s jóvenes inexpert@s que hablan tonteras, antes que dejar de intentar que este mundo sea un lugar más bello, por el cual sólo una vez vamos a transitar. De alguna manera, en algún momento, con algunas personas, sé que lo vamos a intentar, porque esto ya está en curso. Esto ya está empezando, y a medida que más y más avance,  no se podrá parar.


martes, febrero 25, 2014

Obra Maestra


Quisiera con palabras componer una obra maestra. Por eso, leo libros sobre lírica, poética, narrativa, gramática, bonística, perfécstica, maéstrica, poemística, fantástica, amorística, sueñística, bellística y leo también diccionarios. Me esmero, me tomo todo el tiempo que sea necesario.
Escribo y vuelvo a reescribir lo que ya he escrito. Hago rayones, me cambio de asiento, me preparo un café, me voy al balcón a tomar aire fresco, cambio de lápiz, cambio de libreta a cuaderno, empiezo otra vez a escribir, me inspiro denuevo, me quedo en panne, me preparo otro café, pienso mientras miro el techo, doy vueltas por mi casa, recito en voz alta lo que ya tengo escrito, me siento, leo poemas de grandes autores, me inspiro denuevo, me fijo si no estoy haciendo un plagio, mezclo el escrito viejo con el nuevo, desecho ideas, elimino palabras-frases-versos y hasta párrafos completos, pero igual rescato algunas palabras, esas que quiero usar en mi obra maestra sólo porque me encantan y porque se me atravesó la idea de que quiero utilizarlas, como es el caso de
 multiforme,
                  alma
                          noche
                                    hazaña
                                               ensayado
                                                              mariposa
                                                                             alusión
                                                                                        ajeno
                                                                                                utopías
                                                                                                          humanice
                                                                                                                        conjuntas
                                                                                                                                      encarna
                                                                                                                                                  bagajes
                                                                                                                                      sinrazón
                                                                                                                           errante
                                                                                                              nómade
                                                                                                libertad
                                                                                       aptos
                                                                             ilusión
                                                               informal
                                                   ajustes
                                   deprívame
                            luna
               bailarina
                            ritual
                                     procedía
                                                   Morfeo
                                                               enhebrar
                                                                            crímenes
                                                                                         jaque
                                                                                                 alter ego
                                                                                                             escéptico
                                                                                                                          miserable
                                                                                                                                          talones
                                                                                                                          movimientos
                                                                                                           enloquecido
                                                                                                erótica
                                                                                         reptar
                                                                             vaticinio
                                                                  poesía
                                                     delirios
                                      hipocampo
                            infame
               límbica
                            musa  
                                     deshumaniza
                                                       tierra
                                                                 música
                                                                            forajidos
                                                                                          inexiste
                                                                                                   inherente
                                                                                                             equidistante
                                                                                                                            kilómetro
                                                                                                                                          instante
                                                                                                                           transcurría
                                                                                                              castañeteaban
                                                                                                    patraña
                                                                                           brasier
                                                                            famélico
                                                      sincronizado                 monocromía
                                                                        regalonearte
                                                                              latir
                                                                          carmínica
                                                                                y
                                                                          poemística
                                                                     (por decir algunas)

He terminado (supuestamente, porque aún la obra más fina y acabada está siempre sujeta a edición) Pero he terminado al fin y me siento satisfecha. Y me pasa que me pongo a pensar en ti, y sólo bastan los segundos que necesiten mis manos para transcribir lo más rápido y fidedigno posible los sentires, verbos y adjetivos que tú me das para que de mí surja una obra maestra al instante, sin rayones, sin ediciones, sin pannes.
Sucede que lo que provocas en mí es tan bello,que...
 No, no.
Sucede en realidad que lo que creo entrever de tu alma al mirar tus ojos es tan bello, que...
No, no.
Sucede que todo lo que haces, aunque sea lo mismo que hace todo el resto de los humanos es tan bello, que...
No, no.
Sucede que es la forma en que haces todo lo que el resto de los humanos hacemos, te sale tan bello que...
No, no.
Sucede que algo activaste en mí, algo tan profundo, secreto e inefable, algo que ni siquiera sé que es pero que me hace mirarte con los ojos que un gato mira a la luz que emite un espejo cuando es tocado por un rayo de sol, como si fuera la cosa más intrigante, mística y fantástica que en su gatuna vida  haya visto, y es precisamente eso, esa cosa que es tan infernalmente bella que hace que todo lo que yo escriba inspirada en ti, o pensando en ti, o soñando contigo, o estando contigo, o medianamente cerca tuyo sea maestro, sea bello. Y será bello, tan bello como la belleza misma, será sublime, será poético, será celestial, será divino. Será tan fuerte y tan intenso que quien lo lea escuchará el mar, sentirá el viento, pensará en alguien que sea lo que tú eres para mí, pero para sí mismo.
Y aún si mis escritos no remecen el alma a nadie, a mí no me importa porque para mí un escrito inspirado en ti y en lo que vivimos será siempre algo comparable a un milagro, a un sueño mágico, y por sobretodo, lo más importante es que escriba lo que escriba, viva lo que viva, pase lo que pase, eres tú para mí la más bella obra maestra.

viernes, febrero 14, 2014

Nocturna


Son las dos de la mañana. Hay Luna llena. Me fumo un cigarro. Un perro me acompaña. Soy feliz, o casi feliz, en el día. Por la noche soy extraña. El sonido del viento meciendo las hojas. Humo desde mi boca. El ladrido de un perro a lo lejos. Una ráfaga de viento. La calma. Otro cigarro, que la noche está preciosa. El canto de aves nocturnas que sólo andan aquí de paso. Pienso. Infinitas cosas pienso. Mis pies descalzos se enfrían. Todos duermen menos yo, que no puedo y en verdad, no quiero. Humo. La luz de la Luna me hipnotiza. Pareciera estar de día. No se ven muchas estrellas, pero ahí están fieles mis tres marías.
Imaginé una mariposa. Escucho el sonido de la tierra. Otras aves perdidas pasaron por aquí, muy cerca. El perro que me acompaña se quedó dormido. Ceniza, mucha ceniza. Quietud y calma. Sonido de bambú. Fue el viento. Fui yo. Fuiste tú. Humo. Nostalgia. Pensamientos varios, pensamientos miles. Fin del cigarro. Mejor me acuesto.

martes, enero 28, 2014

En Braille


En la oscuridad de la mitad de la noche, lentamente, tus manos buscan mi cuerpo; siguen los rastros de mi tibieza para así alcanzarme y con un deseo que es mutuo y consentido, tocarme. Subes por mis muslos, tus yemas apenas tocan mi piel, sin embargo sólo basta ese toque para yo sentir tu calor y quemarme. 

Te detienes en mis caderas, por varios segundos haces de ellas tu morada. Con tus dedos dibujas mis crestas ilíacas, para luego con tus palmas abrazarlas. Tu pulgar derecho, que siempre ha sido más curioso, se dirige por el centro de mi abdomen hacia mi ombligo, en donde le esperan tus labios que me besan dulcemente. Usando mi esternón de carretera, sigues subiendo con tus manos rastreadoras hasta llegar a mi busto, que se quema por ti. Tus palmas exploradoras y delicadas abrazan y moldean mis pechos, como si siempre hubieran sido tuyos, así como en otra vida pasada y esta noche tan sólo se reencuentran otra vez. No puedo verte, está muy obscuro, sólo puedo sentirte: sentir tus manos hirvientes, tu respiración suave pero fuerte, tu aliento, tu presencia, la tibieza de todo tu ser.

 Lentamente te devuelves por mi centro hacia mis costillas, como queriendo abrirlas hacia los lados con la fuerza de tus pulgares, y así llegas hasta mi cintura, la cual tomas con fuerza, como si desde allí pudieses tomar mi alma más fuerte. Tu suavidad empieza a mezclarse con una pasión que me estremece toda y me aleja completamente de Morfeo. Ya estoy despierta. Tus manos han retomando su antigua ruta central, para subir hasta mis clavículas y dirigirse así hacia mis hombros, tomándolos con fuerza, mientras los besas también. Ahora acaricias mi cuello, mientras comienzas a tatuar un camino de besos desde allí hasta mi boca. Besas mi frente, mi nariz, mis pómulos, mi boca, mi mentón, una ceja, mi boca, otra ceja, una oreja, mi boca, otra oreja, mi boca, mi boca, mi boca, mi alma, mi boca. Tu mano izquierda se aloja en mi cuello mientras la derecha, ferviente expedicionista, sale a recorrer mi piel entera, dibujando mis contornos y mi silueta, como si estuvieras haciéndome a tu parecer. Mi cuerpo deseante se quema y anhela la fundición al rojo vivo.

Con tu brazo derecho me rodeas toda, acercándome con viveza hacia ti. Ya estando nuestros cuerpos muy pegados, intentas rodearme entera, me abrazas, me aprietas con fuerza, como si así lograses que nuestros cuerpos se fundan en uno al punto de que ya ninguno sepa quién es quién. Nos besamos en un beso hondo, profundo y largo, que parece eterno, tanto en tiempo como en espacio. Tu lengua húmeda y traviesa escribe poemas en mi lengua. Un quejido. ¿Fue tuyo o fue mío? Instintivamente extiendo mi cuello hacia atrás, como si así me expandiera en forma infinita. Mi pelvis te busca con danzas, cada movimiento es una posibilidad de encontrarte en una forma nueva.   Me tocas con una tierna urgencia y desesperación, que me hace creer que tienes ojos en las manos. Te toco entero,  necesito tu transitoria posesión, entrar en tu piel, hacer míos tus tatuajes y habitante. Me tocas entera y me aprietas como si de eso dependiera la existencia, como si desde mi cuerpo fluyese agua y tú, sediento en un desierto, murieses por beber. Soy agua, tú me bebes desde mi húmeda flor. Eres un ciego y yo tu sistema Braille, soy un libro y si no me tocas no puedes leer. Cada recoveco de mí te da una señal, una nueva palabra, un nuevo gemido. Me lees como a un mapa, sigues mis señales para acompañar mi camino a mi límite corpóreo, a mi explosión material. Te entrego mis palabras prohibidas,  mis verbos censurados, mis adjetivos reprimidos. Mi cuerpo en braille te entrega todo de mí, sin esconder nada, sin dejar nada a la imaginación. Dos cuerpos desnudos, leyéndose juntos,  quemándose como uno. 



lunes, enero 20, 2014

Mosaico Intertextual



Hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan sólo las almas
y las almas se van acercando
En mis labios te sé, te reconozco,
se han besado tu vida y mi vida.
En la melancolía y la desesperanza
tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos.
Te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía,
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!
(y tu corazón caliente)
(y tu corazón caliente)
(y tu corazón caliente)
Tú, mi desventura y mi ventura,
inagotable y pura,
quiero tocarte, verte.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
transfusiones eléctricas de sueño y realidad
de tu desbordada pasión.
Como en un libro, puedo lo que callas en tu frente leer
siento hacia mí venir tu pensamiento
Sabes lo que yo ignoro
Eres como un milagro de todas horas
Estás conmigo siempre: te tenga o no te tenga
Mi boca y mi lengua se formaron para decir tan sólo tu existencia
porque tan solo existo porque existes ¿qué es, sino eres tú?
(Recuéstate en mis labios)
Ambos, libertos, como mariposas
dos esfinges que duermen en la sombra
Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo
mas polvo enamorado.


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Mosaico confeccionado a partir de los poemas siguientes:

Gabriela Mistral - Besos
Mario Benedetti -Te quiero
Octavio Paz - La Poesía
Alfonsina Storni - Lo inacabable
Gustavo Adolfo Bécquer - Rima LIX
Antonio Machado - Recuerdos
Amado Nervo - A Leonor
Jose Martí - Árbol de mi alma
Francisco de Quevedo - Amor constante más allá de la muerte
Jorge Luis Borges - El enamorado
Jorge Luis Borges - Alguien
Luis Cernuda - Los Fantasmas de Deseo
Luis Cernuda - Contigo
Jaime Sabines- He aquí que tú estás sola
Jaime Sabines - Amor Mío, mi amor...
Jaime Sabines - No es que muera de amor
Federico García Lorca - Deseo
Julia de Burgos - Noche de amor en tres cantos
Julia de Burgos - Para hallarte esta noche
Vicente Huidobro - Altazor: Canto I
Marilina Rébora - Amor, ya no te extraño
Gioconda Belli - En la doliente soledad del Domingo

*Los paréntesis fueron agregados por la autora.