viernes, febrero 14, 2014

Nocturna


Son las dos de la mañana. Hay Luna llena. Me fumo un cigarro. Un perro me acompaña. Soy feliz, o casi feliz, en el día. Por la noche soy extraña. El sonido del viento meciendo las hojas. Humo desde mi boca. El ladrido de un perro a lo lejos. Una ráfaga de viento. La calma. Otro cigarro, que la noche está preciosa. El canto de aves nocturnas que sólo andan aquí de paso. Pienso. Infinitas cosas pienso. Mis pies descalzos se enfrían. Todos duermen menos yo, que no puedo y en verdad, no quiero. Humo. La luz de la Luna me hipnotiza. Pareciera estar de día. No se ven muchas estrellas, pero ahí están fieles mis tres marías.
Imaginé una mariposa. Escucho el sonido de la tierra. Otras aves perdidas pasaron por aquí, muy cerca. El perro que me acompaña se quedó dormido. Ceniza, mucha ceniza. Quietud y calma. Sonido de bambú. Fue el viento. Fui yo. Fuiste tú. Humo. Nostalgia. Pensamientos varios, pensamientos miles. Fin del cigarro. Mejor me acuesto.

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