lunes, julio 27, 2020

Ojitos de universo (fragmento)


Nunca olvidaré sus grandes ojos castaños, brillantes, como si tuviesen un sol o un sistema solar completo por dentro, cuya luz tenía ese color de la miel cuando no está ni líquida ni sólida. Ese maravilloso par de espejos almendrados me invitaba a navegarlos y perderme en su universo mágico, lleno de estrellas y dinosaurios, donde todo era posible porque hasta las leyes físicas eran distintas y muy relativas dentro de su propia ecuación. Sus manitos siempre estaban sucias, con tierra, pintura, jugo de alguna fruta de estación o simplemente con el polvo que se junta en el alféizar. Cuando se reía me daba una cosquilla en el pecho, era como un calorcito que se me expandía desde el esternón hasta la punta de los dedos, todo por efecto de esa diáfana sonrisa adornada por un coqueto lunar en la mejilla izquierda. No sé por qué, pero cada vez que sonreía yo apretaba fuerte los dientes, las muelas, y chocaba las mandíbulas como intentando retener la ternura que me provocaba esa risita de niño chico, de mi niñito chico, porque sentía que si no la retenía, podía estallar a través de mis poros abiertos, salpicando la habitación con mis miles de átomos.



D.S.

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