domingo, agosto 30, 2020
de cuerpos y cielos
mi cuerpo
en unos de sus miles de instantes
quiere
-me dice-
tocar el cielo
y yo
que soy el cuerpo
no su dueña,
sino que ante todo,
sobretodo
bajo todo
arriba de todo(s)
soy-un-c u e r p o
deseante, móvil, nómade, frágil
expando un haz de sonido
desde no sé dónde
en medio de un kilo de arroz sin grado,
un calefont maltrecho
y un par de manos inquietas
que conocen con precisión
el camino a esos cielos
donde no hay ningún dios
ni ninguna ley
y el haz sale
como movimiento
como caderas
como olor a lluvia
como placer
y el haz vibra
y el haz danza
y el haz habla
se muerde los labios
balbuceando sin voz
se alza hacia un cielo
iluminado por la cruz del sur
-que no es la falsa-
y en medio del terror
de saberse minúsculo
en el caos del cosmos
que custodia un volcán
se duerme ligero
sin prisa
con lluvia
y con voz
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