domingo, agosto 30, 2020
de cuerpos y cielos
mi cuerpo
en unos de sus miles de instantes
quiere
-me dice-
tocar el cielo
y yo
que soy el cuerpo
no su dueña,
sino que ante todo,
sobretodo
bajo todo
arriba de todo(s)
soy-un-c u e r p o
deseante, móvil, nómade, frágil
expando un haz de sonido
desde no sé dónde
en medio de un kilo de arroz sin grado,
un calefont maltrecho
y un par de manos inquietas
que conocen con precisión
el camino a esos cielos
donde no hay ningún dios
ni ninguna ley
y el haz sale
como movimiento
como caderas
como olor a lluvia
como placer
y el haz vibra
y el haz danza
y el haz habla
se muerde los labios
balbuceando sin voz
se alza hacia un cielo
iluminado por la cruz del sur
-que no es la falsa-
y en medio del terror
de saberse minúsculo
en el caos del cosmos
que custodia un volcán
se duerme ligero
sin prisa
con lluvia
y con voz
domingo, agosto 16, 2020
Entre explicar y habitar
Tan acostumbrada
a ser un panfleto de su tiempo
a andar toda segura
dando discursos de verdad,
que de ciertos se vuelven vacíos
porque se repiten en un loop
en el que ya no suena nada.
La maestra de las explicaciones
se ha quedado muda
-jaque mate-
como una casa arrendada,
con paredes inmaculadas
por pura indecisión
o falta de pasta muro.
Las verdades estallaron,
-al fin-
y la maestra de las explicaciones
ha quedado desnuda y precaria
descosida como trapo viejo
pero franca
sobretodo,
franca.
sábado, agosto 15, 2020
Jaulas
En silencio, de a poco,
así como supimos de pronto
hace varios años, un día cualquiera,
sentadas en la calle fumándonos un cigarro
que ambas clausurábamos y volvíamos místico
un latido que nos pulsaba en las venas, en-tre las piernas y el corazón,
pero que ninguna se atrevía a pronunciar;
Fue ese día, cuando al miramos con franqueza vimos un amor travestido de amistad,
amor al que ni siquiera le dimos una chance
hasta ese día, hasta ese cigarro a medias, en esa calle estridente de capital,
cuando se nos humedecieron los ojos a ambas
por haber sido tan imbéciles, pero sobretodo, tan obedientes
por haber vuelto indecible aquella sensación de voyeur
-el trío
que nos incomodaba cada vez que hablábamos de nuestros hombres de turno
porque yo fui tuya y tú fuiste mía,
pero no lo supimos reconocer.
Supongo que nos dio miedo, quizá pudor,
porque entre nosotras no hubiera sido sólo buen sexo,
entre nosotras se habría tejido una relación
y haberlo aceptarlo en aquél tiempo,
habría implicado cambiarnos de bando,
salir del clóset:
las lesbianas S las fletas
las camionas A las lelas
las incorregibles F las tijeras
las no-heterocuriosas O las tortas
Nosotras nos hubiéramos ido a vivir juntas
en alguna casa prestada que habríamos llenado de plantas
de gentes
de gatos
de amor
y pienso que las dos sabíamos que la cosa venía así de fuerte,
y quizá fue eso mismo lo que nos hizo rehuir;
poco a poco dejamos que el tiempo hiciera lo que hace siempre
y que el polvo cubriese las superficies de un amor asfixiado como bónsai.
Al menos, te dije todo sin decirte nada,
porque luego del día del cigarro vino otro día,
el día de un adiós, en un bar con toda tu gente,
cuando partiste nómada y sin rumbo
a tierras donde no te podía acompañar,
y así, evitando los rodeos,
te saqué de los labios el tabaco y te besé,
y me correspondiste
con un beso tímido
beso triste,
que abortó en el acto
a un amor que no nació
y que hasta hoy sigue moribundo
en las hipócritas jaulas de la amistad.
jueves, agosto 06, 2020
Mariana Loreto:
Vieras ahora como está la cosa, yo he visto a las chiquillas jóvenes hablando de feminismo y todo eso, y aquí las cabras del pasaje protestan y hacen grupo, hasta hay unas que son pololas entre ellas, yo lo encuentro total, si al final los hombres son todos iguales, puros hueones no más. Hubieras visto cómo hace unos días estaban todas las chiquillas con mascarilla y todo haciendo una barricada a la entradita del pasaje, por una chica, la Antonia, que la violó un cabro pituco que se hizo el hueón, y la cabra se terminó matando. Pero metieron a la cárcel al cabro, Lore. ¡Un cabro con plata, qué me decís! Igual una sabe que al final al tiempito a esos cabros apitutados los sueltan rapidito, yo creo que lo metieron en la cana pa calmar un poco la cosa, porque vierai tú como estaba la cosa con lo de Antonia. Pero igual da esperanza pensar que hay cosas diferentes ahora. Hubiera sido lindo nacer ahora, no sé, yo veo que casi todas las niñas de acá de Conchalí van a la Universidad o están sacando un técnico en alguna cosa, algunas con guagua y todo, pero la hacen igual. Es que es tan importante hacer la vida de una primero. Yo vine a hacerlo de vieja, con los talleres de la municipalidad, esos talleres de las señoras como me decías tú. Pero pucha que me han servido, porque entre los chocolates y los jabones me mantengo, y hasta cambié los sillones y el comedor el año pasado. Y en eso me viene como un nudo, Mariana, que me sube de la guata y me llega a la garganta, porque tú debiste haber vivido esto, a ti te tocaba ser de las que anda con pañuelo verde y con pancarta, a ti te tocaba ser libre, ser profesional, a ti te tocaba ser independiente.Tengo tanta rabia de toda la vida que quedó por vivir, y decirlo así todavía es raro, porque en 11 años no sé que fue de ti, que te hicieron, quién fue el que te desapareció. A veces mientras me ducho o cuando me estoy quedando dormida pienso qué haría si encontrara al tipo que te hizo esto, Mariana. Y sé que es medio raro lo que te voy a decir, pero a veces me gusta imaginar que yo misma con las dos manos lo mato a puros piedrazos con la piedra del mortero, o que lo ahorco con una cuerda mientras hago como que le vendo unos chocolates, porque una sabe que acá la justicia ni siquiera llega tarde, no llega no más, porque somos las sin nombre. Pero anda a que lo encuentre yo Mariana, porque aunque me vaya presa no la pienso dos veces. Total, ya nada que tengo que perder a esta altura.
Ya mi amor, te voy a dejar mira que nos vamos a juntar con la Marta a armar una olla común, que acá en el barrio con lo de la pandemia habemos varias pasándolo maomeno, así que ahí entre todas nos apoyamos. Nos llegó una caja del gobierno el otro día, pero bien ridícula, no sé qué piensa esta gente, que una no come, o que vive a puro fideo. Pero bueno, ahí entre las vecinas que trabajan en la feria y las que tenemos fondo, nos acompañamos harto y aquí nadie ha pasado hambre gracias a dios.
(*)
En la memoria de Mariana Loreto Sepúlveda León, de Conchalí, a quien desaparecieron hace once años.