A mis amigas,
mis más grandes maestras.
Amigas queridas, amigas amadas
hoy les invito a morir.
A matarnos en un trago,
en un beso, en un suspiro,
a matarnos de un tiro,
para no agonizar.
Que la muerte nos inunde,
que nos despierte el morir;
que nos haga la muerte
nacer y vivir.
En el féretro yace cualquiera de nosotras
contorneada con flores de jazmín,
el corazón expuesto a la intemperie
y los labios coloreados con carmín.
Dolor y ternura nos llueven de los ojos,
ante el extrañamiento de verse morir;
más sabemos que nuestras muertes
posibilitan nuestro buen vivir.
Esta noche haremos un velorio de nosotras,
brindaremos antes de enterrar a nuestros mí;
bajo tierra quedará nuestra yo sometida
y bajo tierra nuestra yo asustada;
bajo tierra nuestra yo controlada;
y bajo tierra nuestra yo acorralada;
nuestra yo golpeada;
la yo anulada;
nuestra yo borrada
la yo dañada;
la yo expropiada,
la yo alienada,
la yo mutilada,
yo muerta.
Paradojas de vida,
paradojas de muerte:
hemos de cambiar de piel para no morir,
hemos de morir para cambiar de piel.
En cada entierro de la piel que dejamos
estaremos todas juntas,
cosido nuestro corazón,
conquistadas nuestras luchas.
Amigas, hemos de morir para vivir;
no temamos dejar atrás
aquellas otras versiones del mí
que aunque se hayan forjado al fuego,
nos enseñan a hoy resistir.
Lloremos las lágrimas que hemos tragado como sopa,
Quebremos los vidrios, destrocemos los platos,
Gritemos hasta sangrar nuestras gargantas
Dejémonos ir en el viento.
Tiremos flores sobre nuestros cuerpos rotos,
quememos cartas sobre nuestra vida ceniza,
recordemos nuestras alegrías,
recordemos nuestros nunca más.
Amigas, hoy somos una misma
que tiene varios rostros a la vez;
amigas, morirnos juntas
es juntas re-nacer.
En este velorio cantemos,
comamos, bebamos hasta el amanecer;
riamos hasta caer rendidas,
que no todas las despedidas son tristes;
cuando nuestras bocas se cubran de tierra,
se anunciará nuestro inminente nacimiento
que trae consigo lo aprendido en los fuegos
y trae consigo nuestra fuerza y nuestro amor;
amigas, juntas somos invencibles
amigas, juntas somos un nuevo soy;
amigas, si esta muerte ha de ser juntas,
conjuntamente ha de renacer nuestro corazón.
Querida Profesora, Leí esto y se me llenaron los ojos de lágrimas, mi corazón sintió un respiro y una resistencia. Justo esta semana andaba volando bajo, abrazando la fragilidad. Leí esto y me llené de fuerza, de comunidad y de mucha resistencia. Por todo el dolor ancestral que cargamos como mujeres. Eso que tenemos que dejar partir para poder florecer, volar y nacer. Muchas gracias. Me gustaría poder compartirlo, ¿puedo?
ResponderEliminarDéjame ser mujer
ResponderEliminarTe lo pido en la intimidad de tu cuarto literario
Me da pudo decirlo
Quizás no sea esta la mejor forma
Es sólo que hoy quiero morir un poco
A ver si despierto
O simplemente acompáñame
Para no morir tan solo.