hoy me duché
me limpié el sudor de una noche insomne,
los olores a claustro
y las penas de otro ayer
me lavé el pelo,
con un champú barato de manzanilla
ese que viene de a litro
y que una misma debe trasvasijar
removí mis aceites carnales
y los pensamientos que por viciosos,
marchitan y enclaustran
froté entre mis palmas el jabón,
ese que alguien me dio de regalo
y que nunca me gustó
esparcí la espuma por mi cuerpo
y me refregué con fuerza
para remover junto con la mugre los dolores
y algunas ensoñaciones diurnas que hacen mal
mientras caía el agua tibia,
aprecié mis cicatrices de guerra
que aquél rayito de sol de mediodía
vuelve tan nítidas para acariciar
tras secarme me miré al espejo
recorrí a dos ojos la eternidad de un cuerpo desnudo
seguí sus geografías sin apartar la mirada,
sin mentirme entrando la panza
me puse el labial rojo
porque aunque nadie me vea, ni pueda salir
tengo una erótica conmigo misma
me gusta jugar a ser otra,
esa otra de los labios bien rojos,
que a la vez, sigo siendo yo
me puse ropa cómoda y un aro de uso ocasional
me senté en el balcón, con mis plantas y el mate
para jugar a divagar y vivir otras vidas posibles
en el tiempo que toma secarse el pelo sólo con el calor solar
levanté mi rostro al cielo que cubre una ciudad apestada,
ese mismo cielo que guarda tantos secretos de mí
en silencio cerré los ojos,
y con mis labios rojos, sonreí.
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Luna. Autorretrato |
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