ya no tengo miedo a la hoja en blanco
a la hoja vacía
ahora le temo a la hoja llena
ahora le temo a la hoja llena
de llenura inacabada
hoja provisoria
forzada a dar final
y devenir lleno vacío
ya no me abruma una extensión
me duele su pausa
su ausencia
su carácter imaginario
cuya existencia sólo refrendan
sus estragos
yo
ya dejé de no saber
qué día es hoy
ni cuál vendrá mañana
voy recobrando la conciencia
de los días las labores los horarios
que matan esa intimidad atemporal
que es la escritura
como si me sacasen de la cama en medio de la noche oscura
como si me tiraran en la cara un balde de agua fría
como si me sacasen de mi fuerte hecho de mantas instalado debajo de mi cama de niña
no logro estar contenta
no quiero celebrar nada
esto se me hace más un funeral
que una fiesta de cumpleaños
tráiganme rosas
vengan de luto
tráiganme alcohol
y no pregunten
cómo estoy
no me digan felicitaciones
no me den buenos deseos
ni ninguna frase cursi prefabricada
lloren conmigo esta pena
que no logro ni quiero
explicar
no me interesan los honoríficos
ni las metamorfosis antepuestas a mi nombre
yo sólo quería escribir
con la seriedad que supone un juego
yo sólo quería leer
hasta el fondo de mis dos ojos
dos abismos
yo sólo quería pensar
con el rigor del gusto
y la urgencia de una paranoia
y la urgencia de una paranoia
yo sólo quería estar
a solas con mis pensamientos
no puedo sentir alivio
ni alegría ni relajo
tampoco me interesa
siento nostalgia
desasosiego
pena
y aunque no lo entienda
ni le haya esperado
quiero estar a solas
y llorarme a destajo
quiero vivir mi duelo
aunque me ahogue
en un vaso.
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