miércoles, abril 12, 2023

dominación

 

, mutuamente acordamos tu sumisión. te amansé con caricias, toqué con suavidad tu vientre, tus muslos, tus pechos, tu cuello. cartografié tu piel. detrás de ti, te incliné sobre mi cuerpo hasta que sintieras el ritmo con el que late mi respiración. poco a poco empecé a domarte, me senté sobre tu espalda y te cabalgué. tomé tu cabeza con suavidad hasta encontrar la cadena con que até tu cuello. cuidadosamente tiré de ella para guiarte por el salón. te tiré al suelo, me subí sobre ti, respiré en tu boca, te vendé los ojos. me pediste más intensidad. te puse en cuatro apoyos, empujando sólo tu pecho hacia el suelo para exponerte el culo y te nalguié. querías más fuerte, tu goce se abría en la fuerza de la pasión. acostumbrada a jugar con la tensión de los límites, el monopolio del poder me extrañó. me forzaste a ejercer de modo unívoco el poder, tal y como habíamos acordado. querías tu completa y dulce sumisión. tiré de tu cadena y te di un paseo por el salón, para que todes vieran el desfile de mi dominación. te abracé desde la espalda y empecé a ahorcarte poco a poco el cuello. ¿está bien así? pero tú querías más. con mi boca abierta sobre tu oreja, apreté más tu cuello, mientras tiraba del cuero de tu collar de sumisión. tomé tu quijada y siendo más brusca te llevé rápido al suelo. te acosté sobre tu vientre, até tus manos y tus piernas con un mismo lazo que se unía sobre tu espalda. te reduje y me froté sobre ti. te pedí que sacaras la lengua y te recorrí con todo mi cuerpo sobre el tuyo. te jalé desde los pies, y con un poco más fuerza te moví. liberé el lazo y te jalé desde la cadena amarrada a tu cuello hasta ponerte de pie, para llevarte hacia el fierro de una escalera y apresarte allí. te amarré y quedaste inmovilizada. tras de ti, besé tu cuello y dirigí tu cabeza hacia mi piel. te gustó. querías que te amarrara más, demasiada libertad en las piernas. cuando empezabas un goce más alto, el tiempo del ejercicio terminó. luces frías de golpe. repentinamente, la sumisión y la dominación se diluyeron en una ternura común. te acaricié, te liberé, nos abrazamos, y nos  dimos las gracias. ¿estuvo bien para ti? me encantó, estuvo de diez, dijiste. te ofrecí un mate y nos perdimos entre los otros cuerpos que también diluían la escena de dominación.

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