sábado, agosto 25, 2018
Botella Sabatina
La botella sabatina
naufraga entre los vientres
múltiples de voces anónimas
que son sólo una voz fuerte.
Embriagadora luz carmín
que tiñe los labios y pensamientos
en sonidos inextintos
que reverberan como aguas.
En el fondo, bien al fondo,
no sé si de la botella o de mí misma
aparecen ecos de deseo,
ecos de indiferencias
que buscan llevarme a desandar.
Así, en solitarias desandanzas
al calor de copas por vaciar
con tinta en fuego, con voz por enhebrar
me tejo en formas nuevas que me permitan saltar
¿Al vacío?
¿Al aplastamiento?
¿A umbrales del tiempo?
¿Al reencuentro infinito?
Hay veces en donde no importa el dónde,
lo que importa es saltar,
dar el salto,
saltar-se,
soltar.
Y así, en infinitas copas por llenar,
infinitas copas por vaciar,
acompáñome a mí misma
en botellas sabatinas
que con ledzeppelindiscocuatro
me invitan a saltar.
lunes, agosto 20, 2018
Flujos
Desde arriba (¿o desde abajo?)
Desde el sur (¿o desde el norte?)
Desde el poniente (¿o desde el oriente?)
Desde dentro (¿o desde afuera?)
Desde dentro (¿o desde dentro?)
Desde ahí (¿o desde acá?)
Desde aquí (¿o desde allí?
Desde lejos (¿o desde cerca?)
Desde cerca (¿o desde cerca?)
Desde cuándo (¿o desde entonces?)
Desde dónde (¿o desde siempre?)
Desde antes (¿o desde nunca?)
Desde mañana (¿o desde ayer?)
Desde mañana (¿o desde mañana?)
Desde mí (¿o desde ti?)
Desde mí (¿o desde cerca?)
Desde mí (¿o desde acá?)
Desde mí (¿o desde dentro?)
Desde mí (¿o desde nadie?)
jueves, agosto 02, 2018
Sueño naranja
Me desperté a mí misma dentro de un sueño. Pude activar mi captación sensible más allá de lo visual o lo perceptual y logré tocar con mi mano izquierda la materialidad de mi sueño naranja. Logré activar mis receptores táctiles, los desperté mientras soñaba, para poder captar con pluripotencialidad mi emplazamiento onírico. Así, pude sentir con mi mano la textura granulosa de aquellas frías paredes que erigían mi sueño. Pude navegar con conciencia táctil el mundo de la inconciencia, lo pude tocar. Me aproximé a mi sótano psíquico con los sentidos abiertos y despiertos. Sentí en mi piel el calor de la luz de sol que entraba por la ventana de mi sueño naranja para acariciarme. Pude reconocer la constricción de mis pupilas al entrar aquella luz. Jugué a esconderme de los rayos solares sólo para percibir la adaptación dilatada de mis pupilas a la anaranjada oscuridad. Sentí vívidamente, sensiblemente, aquella enigmática maraña de lo indecible, de lo irrecordable y me traje en un cálido recuerdito naranja, que segundo a segundo se me destiñe un poco, un souvenir de las tierras profanas del olvido. ¿Estoy ahora despierta? ¿Estoy ahora dormida? ¿Es este otro sueño vívido en el cual he podido despertarme, del cual no puedo salir a menos que me duerma estando ya dormida? ¿Cuántas veces más debo despertarme para despertar? Me toco la mano. Está fría.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)