¿A quién se tiene,
sino al sí mismo murmurante?
En los ecos de las olas frías
se oye mi voz susurrante
Desde el mar resuenan mis pensares
hacia mi cuerpo danzante
Traen consigo verdades duras,
verdades brillantes.
sino al sí mismo murmurante?
En los ecos de las olas frías
se oye mi voz susurrante
Desde el mar resuenan mis pensares
hacia mi cuerpo danzante
Traen consigo verdades duras,
verdades brillantes.
Al fin y al cabo
¿sirve de algo conectar la boca al aparato pensante
¿sirve de algo conectar la boca al aparato pensante
si en la finitud y la arbitrareidad de las palabras
no cabe un alma rebosante?
no cabe un alma rebosante?
La belleza de la poética está inexorablemente condenada
a la soledad retumbante
la que -cual sombra- acompañará día a día al poeta,
hasta el día de su último exhale.
a la soledad retumbante
la que -cual sombra- acompañará día a día al poeta,
hasta el día de su último exhale.
Murmurante, susurrante, retumbante y brillante
se oye claro, a lo lejos, en ese azul fascinante
El eco de mí,
en el eco del mar
Obscura verdad:
mi alma en el mar.
Linda Debi, no eres si la luna del mar.
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