odias mi oscuridad
porque no sabes aceptar
que no todo es efervescencia
ni una escena de festival
no,
no odias mi oscuridad
odias la idea de lo opaco
de lo que está en bruto
ausente de dios
odias la sinrazón de abierto
de lo rasgado a la mitad
sus vísceras podridas
aliviándose la pus
te aterra el lenguaje de lo herido
porque se niega a susurrar
y devenir un síntoma:
a ti te aterra el grito
no,
no odias lo oscuro
odias su exterioridad
su poca máscara
su tanta honestidad
no, no odias mi oscuridad
sino esa parte de ti mismo
que miras de reojo sólo borracho
te aterra el hedor de lo sin nombre
el no regreso el no después
mirar de frente eso innombrable
no, no es mi oscuridad
lo que odias
es tu propio simulacro