los fusiles
la ceguerra
los milicos caminando
a plena luz del sol
no te narcotices, amor
con las cortinas de humo
que te ofrece este mundo
que no es
ni será
nunca el nuestro
no te alegres, corazón
por tu acceso en cuotas
al imperio de lo efímero
y de lo banal
no dejes que te secuestren
esas pulsiones del deseo
que te hicieron soñar sin fatiga
ahora pareces como muerto
amor, no te tapes los oídos
no te cierres el corazón
no te ahogues la alegría
diciendo que son males menores:
el secuestro de la vida
es una tragedia
es el mal peor
de todos los males habidos y por haber
que no son
ni deben ser
nunca demasiado nuestros
tras tu bella sonrisa
gritos hacia adentro
tu alegría medida en cosas
se agota acabada de nacer
deja de aspirar
ese narcótico indetectable
que impide el quiebre de tu inercia
y la presencia de esa ausencia
(que sólo tú sabes bien cuál es)
déjate interrumpir
por el océano incontenible
que duermes cada noche con zopiclona
sin saber por qué
no te narcotices, amor
con las cortinas de humo
que te ofrece este mundo
sabes bien que no hay otra vida
y que no hay cielo:
este mundo, aunque no quieras,
es también el nuestro